sábado, 16 de julio de 2011

Faith

Preludio.

Silencio, vacío, nada, este era el escenario reinante para ese entonces, para un Entonces donde sólo tres seres habitaban el espacio, tres unidades que conformaban esa nada, ese silencio y ese vacío, tres esencias que guardaban memorias desde antes del inicio y desde antes del fin del inicio anterior, tres existencias infinitamente ancianas y memorables: Nix, la noche, Ananké, lo inevitable y Caos, la ruina. Ese Entonces los abrumaba, los aturdía, los colmaba, así como el Entonces anterior a ese, y el anterior a ese también, esa perfección plácida que ya no satisfacía, sino todo lo contrario. Y fue por ese motivo, cosa impensable en Entonces anteriores, que Caos rompió el silencio con un primer grito, un rugido inimaginable que sólo Ananké había vislumbrado desde el inicio primigenio primogénito, el cual fue seguido del canto de Nix y los llantos de Ananké. He aquí el inicio de todo.

Del grito primario de Caos nacieron 12 energías, Titanes y Titánides, 6 denominadas masculinas y 6 femeninas: Océano, el río, Ceo, la inteligencia, Crío, la manada, Hiperión, el fuego, Jápeto, el ancestro de los humanos, Cronos, el tiempo, Febe, la conciencia, Mnemósines la memoria, Rea, la madre, Tea, la vista, Tetis, el mar y Temis, la justicia.

Del canto de Nix se crearon 3 energías, los Príncipes: Helios, el sol, Selene, la luna y Eos, la aurora.

De los llantos de Ananké provinieron también 3 energías, las Moiras: Cloto, la rueca, Láquesis, la vara de medir y Átropos, la Oz.

De esta manera empezaron las creaciones, los ancianos se regocijaron en ellas y calmaron su agitación, otorgaron dones específicos a cada energía y posteriormente una forma, se comunicaron y dieron instrucciones a sus hijos, quienes heredaron la naturaleza de sus progenitores y de esta manera existió el principio creador y el tiempo mensurable.